Esta es la campaña del estreno de nuestro equipo en la Preferente Regional, tras el ascenso conseguido desde la Primera. Y fue prácticamente un calco con respecto a la 79/80. El Mensa comienza con el pie en el acelerador desde el principio y ya en la jornada tres era líder con 4 puntos y 2 positivos, tras haber conseguido vencer a domicilio al Atlético San Juan por 2-3. Esto avalaba al Mensa como uno de los serios aspirantes al título y a un nuevo salto de categoría.
A las órdenes de Francisco Duque se alineaba un equipo con la base del que había obtenido el ascenso lo que hacía que tuviera bastante terreno ganado en este aspecto con los equipos fuertes de la competición.
Se consigue en diciembre uno de los resultados más abultados de nuestro equipo en el “Silvestre Carrillo”, al vencer al Buenavista por 10-0.
Se perfilaban como otros aspirantes al título Unión Tejina, Ibarra y Victoria que no cejaron en su empeño hasta casi la última jornada del campeonato. Así, ya entrados en el mes de mayo los dos primeros y el Mensajero se encontraban empatados al primer puesto con 31 puntos.
(CD. Mensajero – Temporada 1980/1981:
Falo, Luis, Quique, Carlos, Bambiche, Jorge, Blas, Jose, Vicente, José Eduardo y Quico)
En la última cita liguera el Mensa rendía visita al CD. Vera, en un partido crucial para conseguir el campeonato. Nuestro equipo, en un gran partido, conseguía la victoria por 0-3 pero no podía hacerse con la primera plaza ya que el Unión Tejina también sumaba dos puntos, con lo que aventajaba en uno en la clasificación final al Mensajero. Eso sí, el triunfo rojinegro valía la segunda plaza que daba derecho a disputar una promoción de ascenso a Tercera División con el subcampeón de la provincia de Las Palmas de Gran Canaria, el Estrella de Sardina del Sur.
En el partido de ida, nuestro equipo dejaba la eliminatoria prácticamente sentenciada al imponerse en el “Silvestre Carrillo” por 3-0. Fue un choque en el que la afición se convirtió en un aliado impagable, ya que los seguidores mensajeristas llenaron el feudo capitalino mostrando “gran apoyo a su club, sin dejar de estimularlo en ningún momento del encuentro”. También recogía la crónica que “muy mal le tendrían que ir las cosas al club palmero para que el Estrella – que es un gran equipo – remonte el resultado sin que el Mensajero marque ningún gol”.
Alineó el Mensajero a Felipe; Blas, Luis, Quique, Carlos (José); Falo, José Antonio, Vicente; José Eduardo, Quico y Foleti (Bambiche). Los tantos rojinegros fueron anotados por José Antonio (2) y Quico.
En el choque de vuelta el Mensajero volvió a derrotar a los grancanarios, en esta ocasión por 1-2. Se adelantaban los nuestros gracias a una falta rematada por Falo en el minuto 16, con lo que se obligaba a los de Sardina a conseguir 5 goles. Antes de llegar al descanso empatarían los locales con una falta lejana que el viento introducía en la meta de Felipe. Pero nada más comenzar la segunda mitad Bambiche remataba una jugada personal de Quico para subir al marcador el resultado final. Así resumía el “Diario de Avisos” el duelo: “la victoria del Mensajero fue justa, pues sus hombres supieron plantear muy bien el partido, con una defensa organizada y contraataque muy peligroso”. Los doce jugadores que participaron de ese día histórico para el club, fueron Felipe, Blas, Quique, Falo, José Ayut, Luis, Vicente, Quico, Mandinga (Foleti), Eduardo y Bambiche.
(Recorte de prensa. “El Mensajero logró el ascenso a Tercera División”.
DIARIO DE AVISOS. 30/6/1981)
Una vez concluido el partido, los aficionados rojinegros explotaron de júbilo y salieron a las calles de Santa Cruz de La Palma para celebrar el ascenso, continuando luego hacia el Aeropuerto de Mazo que se convirtió en una fiesta para recibir a una plantilla que había devuelto al CD. Mensajero a la máxima división del fútbol canario. Allí se formó una caravana de coches que se dirigió hacia el local social de la Calle Álvarez de Abreu. Se había llegado a la Tercera División, una categoría “ganada a pulso en el terreno de juego, derrochando orgullo y casta y en una completa armonía entre el Club, la afición y los jugadores, que supieron estar a la altura de las circunstancias”, tal y como afirma Francisco Antequera en “Compañeros de Viaje”.