Sobre la trayectoria de Yeray Pérez se pueden sacar dos conclusiones meridianamente claras y que ponen de acuerdo a los ‘suyos’ y a los ‘contrarios’: no es el jugador más elegante ni el más rápido ni el más alto ni el más fuerte. Y pese a no tener esas condiciones que se requieren ahora en este fútbol moderno y físico que nos ha tocado vivir, era capaz de exprimir sus habilidades al máximo para conseguir hacer fácil lo más difícil, anotar. Los goles ‘se le caían solos’, y eso era también en parte por herencia familiar, ya que su padre, Alcides Pérez, fue un goleador de las ligas palmeras a finales de la década de los 60 del siglo pasado.
Sobre sus condiciones físicas, cuento una anécdota: coincidí en un vuelo desde Los Rodeos a La Palma con la expedición del ‘Mensa’ después de jugar en tierras vascas, en la temporada del retorno a Segunda ‘B’. El mal tiempo había complicado el desarrollo del encuentro y recuerdo a Dani López decir con su típica guasa y en voz alta para que todo el grupo lo oyera: “lo mejor del partido fue Yeray. Verlo era un poema. Ese hombre mojado del agua que estaba cayendo, con el viento que le pegaba la camiseta a ese cuerpo que tiene, sufriendo… ¡ni pinta de jugador de fútbol tenía!”. Este un ejemplo de lo que muchos rivales podrían pensar del goleador del Mensajero cuando lo veían saltar al terreno de juego. Pero nada más lejos de la realidad.

Sobre su facilidad para golear. Los números están ahí para atestiguar su romance año tras año con la meta rival. El ‘Arrugado’ ha jugado 13 temporadas en el primer equipo del CD Mensajero (12 completas y el segundo tramo de su experiencia en tierras viguesas con el Coruxo FC), disputando 494 partidos (¡pena de esos seis que le faltaron para completar los 500!) y consiguiendo 248 tantos (1 gol cada 2 partidos). Al de San Telmo no se le ha resistido en su carrera ninguna competición; goleó en Preferente, Tercera, Segunda ‘B’, Copa del Rey, Copa Federación y Copa Heliodoro. Sus dianas le sirvieron para ser pichichi en cuatro ocasiones (el que más en 40 años de Tercera División Nacional). Si los rojinegros lamentamos su marcha, los ‘contrarios’ suspiran aliviados, pero hay algunos que lo harán más fuerte que otros. Sus ‘víctimas favoritas’, UD Las Zocas, CD Vera y SD Tenisca, a los que a lo largo de su carrera batió en 16, 12 y 10 ocasiones, respectivamente.
Yeray Pérez se quedó a seis partidos de cumplir 500 con el CD Mensajero
Y sin ser el más alto, metía de cabeza. Y sin ser el más rápido, recortaba para adentro desde la parte derecha, a pierna cambiada (o como dicen ahora los teóricos, ‘a banda cambiada’) para golpear con su zurda al palo largo (preferiblemente). Y sin ser el más fuerte, siempre se ganaba el espacio en el área para aprovechar los ‘pases atrás’ de sus compañeros o los rechaces de la defensa rival. Y tirándolos el 95% de las veces donde siempre, abajo, a la izquierda del portero, anotaba también los penaltis. Eso sí, de libre directo hizo las delicias de la afición mensajerista con su extraordinario golpeo de balón.
Por defender durante tanto tiempo sus colores, al ‘Arrugado’ le tocó vivir las cosas buenas y las malas del fútbol, pero gracias en parte a su trabajo, hay más vivencias positivas que negativas en la balanza. Seguramente, cuando se estrenó con el primer equipo del ‘Mensa’ en la temporada 2007/2008, batiendo al palmero Raico Arrocha, guardameta ese año del CD Candela y excompañero en el División de Honor de la SD Tenisca (sí, también se vistió de blanco en su juventud), ni siquiera el propio Yeray tenía en mente todo lo que viviría después con la camiseta rojinegra. En 13 años, tuvo tiempo de devolver al equipo a Tercera desde el ‘infierno’ de la Preferente -con 30 goles-; disputar cinco ‘playoffs’ de a Segunda B’; ascender en Pasarón; lograr un campeonato y dos subcampeonatos del ‘grupo canario’; y levantar tres Copas Heliodoro para su club. También hubo años que acabaron en sinsabores, como el del descenso desde la división de bronce sin haber participado todo lo que él hubiera querido; la final del torneo provincial perdida ‘de aquella manera’ contra el filial del CD Tenerife en el Heliodoro Rodríguez López; o los cursos del ‘tonteo’ con los puestos bajos de la tabla (2010/11 y 2011/12).
Pero Yeray siempre estuvo, en las duras y en las maduras, constante en su labor. Anotó en el ‘playoff’ de ascenso a Tercera contra el CD Arguineguín; en los duelos contra el Rayo Cantabria y Atlético Astorga, de aquella fase final tristemente recordada por todos los seguidores rojinegros; en el choque que nos hizo campeones de Tercera en el Silvestre Carrillo ante la UD Telde; en la ida y en los penaltis de la vuelta contra el Pontevedra CF –retorno a Segunda ‘B’-; frente a la SD Gernika, CF Talavera y CD Ebro en el año del milagro de la permanencia en la categoría de bronce; o en las finales de la ‘Heliodoro’ ante UD Icodense y CD Buzanada.
El ‘Arrugado’ hizo el 1-0 en la ida del ‘playoff’ de ascenso a Segunda B ante el Pontevedra; en la vuelta, anotó desde los once metros
Es difícil resumir tanto fútbol en pocas líneas, pero si algo queda patente tras anunciar la despedida del equipo de su vida es que para la afición del ‘Mensa’ se va uno de los grandes jugadores (si no el mejor) de la época reciente del Club. Ahora podrá dedicarse a sufrir en la grada de nuestro estadio, acompañado de su familia, a la que podrá dar el tiempo que requiere y que el fútbol y el ‘Mensa’ le robó.
Y aunque hable en pasado de su trayectoria y puede parecer que Yeray es un exfutbolista, nada más lejos de la realidad. Sigue con las botas puestas y el pasado fin de semana ayudaba con un gol a conseguir la victoria de su nuevo equipo, la UD Fuencaliente, en choque de Copa Pepe González. Una parte de nuestro corazón y de nuestra historia ha viajado al sur. El suyo siempre latirá rojinegro.
Un reportaje de Félix Concepción (@FeConce)